martes, 7 de octubre de 2008

Llego el otoño: Ensayo sobre la ceguera

Hoy ha caído el otoño en Madrid. Venía volando, dando vueltas… parecía que no llegaría nunca; ya está aquí.

La verdad es que, estéticamente, el otoño es la estación del año más chula, con diferencia. Sobre todo el comienzo. No hace demasiado frío y todo se carga de solemnidad. Todo se convierte en poema por escribir, en argumento por desarrollar, en música por tocar o en cuadro por esbozar. Todo el año esperando ponerme ese abrigo gris tan elegante. Las bufandas que ni siquiera rozan el cuello.

La lluvia.
Sobre todo: la lluvia
Para ser una lluvia otoñal como Dios manda deber ser ligera, que apenas cale. No tiene que arreciar, ni provocar que nos sintamos incómodos en la calle. Simplemente tiene que mojarte ligeramente la cara y hacer que todo huela a tierra mojada. Esa es la lluvia de octubre, tan otoñal ella.

Pero, para qué negarlo, con el otoño también llegan mis ataques de misantropía. Mis tristezas pasajeras.

Mentiría si dijera que, esta vez, la muerte de mi tío no tiene la culpa. Pero también mentiría si dijera que esta vez la muerte de mi tío tiene la culpa. En tal caso mis tristezas son, como ya he dicho antes, pasajeras: igual que vinieron se van.
Como mi tío y como yo mismo.
Como todos nosotros.

Pero existe otra tristeza, otra forma de ver el gris típico del otoño, que me resulta muy interesante y productiva.

La verdad es que para mí esa otra melancolía tiene un componente dulce bastante adictivo. No te sientes mal del todo aunque, claro, tampoco bien del todo (¿Te has sentido alguna vez mal o bien del todo? Ni idea) Esa melancolía te da el puntito para escribir, para que se te ponga la carne de gallina oyendo a Radiohead, para soñar con creaciones que nunca saldrán de tu cabeza. Te da ese toque bohemio que taaaaaaanto te gusta. Supongo que es como la lluvia: moja sin arreciar. Melancolía que limpia.

Por lo que leo en otros blogs (sólo leo dos blogs más, así que la muestra no es muy grande) esta sensación es, al menos compartida por más gente. Resulta curioso cómo un sentimiento que resalta mi individualidad (mis ganas de crear, destacar, decir algo) se ve refuerzado por la palabra tan usada por mi amigo Cinephilus: “empatía”.

Tal vez los diferentes necesitemos, irónicamente, conocer que hay otra gente como nosotros para sentirnos más diferentes aún.

Si eso no es una ironía que venga Dios y lo vea.
Él o quien sea, que para el caso es lo mismo.

Tal vez autodenominarte ‘diferente’ sea una gilipollez de aúpa… aunque creo que no.

Os dejo una foto de mi barrio esta tarde. En pleno otoño. Como yo.




3 comentarios:

Unknown dijo...

Con la llegada del otoño llega un cambio de look, muy marron, muy sobrio,muy de novela negra...

A mi el otoño me encanta, me gustan los colores, me gusta rescatar los abrigos del armario,ponerme botas y ver llover desde la ventana.

Pero el otoño no ha llegado a Texas...aqui luce un sol insultante, los enormes coches y camiones brillan relucientes y los termometros q indican los grados en Fº y no los entiendo como a muchos de los que me hablan aqui ;.)

Tendre que tener paciencia y esperar al sabado a recibir a esta estación tan especial.

Me gustara recibirla contigo...

Anónimo dijo...

Porque odio el verano.
Porque como a Martirio en La Casa de Bernarda Alba "Me sienta mal el calor".
Porque adoro el olor de la tierra mojada.
Porque me encanta pasear bajo la lluvia con la cabeza bien alta y sin paraguas, mientras los demás corren con sus cuellos escondidos bajo sus abrigos.
Y sobre todo porque me encanta esa melancólica alegría o esa alegre melancolía que indefectiblemente me trae esta estación... BIENVENIDO SEA EL OTOÑO (POR FIN)

Fidelio dijo...

... el otóño es una estación muy especial que este año viene con un olor distinto ... posiblemente por todo lo que me ha pasado ... pero tengo la corazonada de que 2009 va a ser un gran año ...

Sol de Invierno: Yo también soy muy fan de esa 'Alegre Melancolía' ... es la elegancia que, a quien no la lleva en la cabeza, es muy difícil de explicar

Oveja Negra: Veremos llover juntos más de una vez ... y recibiremos juntos también este y miles de otoños más ... Estoy deseando abrazarte el sábado