lunes, 14 de abril de 2008

Una semana en el motor de un autobús

La semana empezó mal, bastante mal. Poco a poco, parece que remonta.

Visitar la U.C.I. de cualquier hospital es más aleccionador que dos mil novelas. Es la no-metafora. El puro dolor y la conciencia más clara de la fragilidad humana. Fragilidad física y también mental. Hijos llorando a padres que todavía no se han ido. Padres llorando a hijos que no deberían irse. En las caras de los más nuevos, de los recién llegados, gestos de súplica. No sabemos a quién o a qué. Realmente las lágrimas están sobre-valoradas.

La tía de Clara (la hermana de Genaro) ingresó el pasado lunes en la U.C.I. del Hospital Puerta de Hierro. Un aneurisma. Tiene 45 años y a todas luces parece demasiado joven para pasar por esto. Siempre hay mucha gente esperando, llenando la sala de espera cuando el doctor sale a contarnos su parte diario. Está muy acompañada por su familia. Para alguien que no cree demasiado en la familia, todo este apoyo mutuo da que pensar. Es inevitable pensar cuánta gente estaría allí si el enfermo fuera yo. Ni la mitad. Ni la mitad de la mitad. Supongo que es el precio de cierto desapego… pero eso es otra historia.

No he pasado a verla por pudor. Me da cierto corte estar en medio de algo tan intimo con Genaro.

Se recupera poco a poco. Despacio, con muchísima cautela.

Visitas a la U.C.I. Otra gran lección para Fidelio… y van dos mil…

Visto lo visto, la falta de sentido de todo esto tiene su encanto.

Nihilismo constructivo.

Veremos ...

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo creo, en cambio, que las lágrimas son muy necesarias. Después de llorar un rato a veces se ven las cosas con más claridad y se atisban cosas que parecían incomprensibles.
El único sentido que le puedo ver a estas situaciones tan difíciles e injustas es lo mucho que nos hacen crecer, valorarnos los unos a otros y reflexionar. El apoyo de los familiares siempre es crucial porque un día estamos fuertes uno y otros días nos venimos abajo y el fuerte es el de al lado.
Un beso enorme a los dos y mucho ánimo, sabeis donde estamos

Sinclair

Fidelio dijo...

... muchas gracias Sinclair ... la cosa parece que va a mejor aunque con muchísima cautela ... ya te contaré y cuando pase lo más complicado a ver si comemos juntos con C. y J.E. ... me apetece mucho

Otro beso y gracias por el apoyo

Rantam dijo...

Si, la verdad es que solo en momentos como estos la realidad toma la dimensión que realmente tiene.

Personalmente me sigue resultando curioso como conseguimos enterrarla a diario hasta prácticamente olvidarnos de ella.

Muchos ánimos. Espero que se recupere pronto. Da un abrazo a tu padre de mi parte, Oveja negra.

¡Salud y suerte!

Fernando J. López dijo...

Lamento haber leido este post tan tarde, amigo. Espero que todo vaya bien dentro de lo posible.
Mi experiencia con los hospitales es demasiado negativa en mi memoria. Son sitios a los que, desde hace año, me niego a ir... La crisis la resuelvo mal, supongo que las heridas no curadas siempre duelen intensa y torpemente.
Besos para ti y para Clara