Me se enamora el alma, me se enamora …

El Pantoja´s way of life esta de capa caída en España . La cutrez, el olor a fritanga, los cinturones por el sobaco y las barrigas. Las marujas gritonas, las bocas desdentadas, el fino, las gambas y los vestidos de gitanita. Las fincas con ganaderías, los hijos bakalas en chándal, el definirse como ‘artista’ y la raza. Los Bertines, las saetas, las procesiones, el Gran Poder, el Perpetuo Socorro y las aceitunas. Todo eso, todo, desaparece. En mis sueños este país ya no huele a tonadilla, a puro de las cinco de la tarde, a humedad y a muerte. Sueño que, por fin, hemos salido de ese túnel de siglos en el que hemos estado metidos.

Tristán busca piedras por la sierra cuando C. y yo salimos a pasear durante el puente por los alrededores del chalet. A veces incluso vamos hasta el pueblo. Compramos el periódico y volvemos. No hacemos nada más. Qué gozada. La verdad es que la sierra estaba llena de piedras. Curiosamente a él no le valen las piedras del suelo. Se las tienes que lanzar tú. Toda una metáfora. Cuántas veces necesitamos que alguien nos quiera quitar algo que tenemos bajo las narices, algo a lo que no hemos dado toda la importancia que se merece, para que nos percatemos de las ganas que tenemos de tenerla.

Durante este puente he descansado. La mayoría de los días no podía evitar que mi cabeza estuviera en otra parte durante apenas unos minutos. Problemas personales, no muy importantes pero que me han absorbido durante unos minutos, durante unos segundos, mucha energía. Menos mal que estabas allí. Para inventar canciones que hablan de salchichas, para ayudarme a entender series de TV que soy incapaz de seguir. Para dejarme sólo cuando quiero estar sólo y para estar sola cuando lo necesitas.

Las vacas no comen azúcar. Un terrón, tal vez… dos, a lo sumo, pero no más. Su lengua es áspera y algunas están bizcas.

Me encanta la primavera.